De vez en cuando uno se somete a periodos de prueba. Periodos de estrés que hacen que todo nuestro tejido consciente se estremezca. Hay veces en las que ese estremecer es transmitido a la gente de tu cercanía. Y así se va contagiando ese virus, cuan patógeno como la gripe aviar, la española y el VIH combinados. Esa infección llamada idea, al irse transmitiendo a los demás se van estremeciendo a su paso los diferentes sectores de la sociedad. Claro, cada uno con sus marcadas diferencias y respuestas, pero todos ellos, ante tales problemas generan nuevas maneras de salir de ellos.
Hoy ese estremecimiento parece haberse dado. Hoy se han generado varias voces con un arco iris de opiniones e incontables propuestas. Jóvenes que voltean a la derecha y no ven mas que monopolios disfrazados de competitividad y gente en la calle sin nada mas de su propiedad mas que la propia calle preguntándose como es que han llegado ahí. Jóvenes que voltean hacia su izquierda y ven líderes cegados por ideologías de antaño y pocos cambios a la estructura. Se ven ahí a los jóvenes viejos que ven un proceso que no les convence del todo, porque nunca les ha convencido, pero del que han sido participes en incontables ocasiones. Se observan también un poco soporizados a los viejos jóvenes, a los que nada interesa, nada gusta. A esos a los que les da igual el futuro que el pasado y prefieren ver un partido de fútbol o una telenovela que de novela no tiene nada.
Todos esos jóvenes se ven encerrados en una incertidumbre de lo que va a pasar, de lo que deben hacer, de lo que deben decir. Se dan cuenta que no tienen tiempo. En sus cabezas se empiezan a confabular miles de ideas, de acciones, de historias. Y cuando menos lo piensan. ¡PAM! Están generando un cambio.
Un cambio primitivo tal vez, porque para que un cambio a mayor escala se de, debe haber uno primordial que es el propio.
Adentrarse dentro de si mismo, dentro de lo que conoce y reconocer lo que se desconoce. Ensimismarse, proyectarse y cambiar.
Tal vez no es que los viejos jóvenes hayan tenido mas pólvora en la cabeza, ni mas ganas de hacer algo. Puede que lo único diferente entre ellos y los nuevos jóvenes es que ellos tuvieron una chispa mas temprana, los medios propicios, el ambiente oportuno.
No puedo dejar de pensar aun así en los viejos jóvenes. Para ellos todo podría seguir igual, nada cambiar. Podrían llevársela así el resto de sus vidas. Escalando una montaña con una cima la cual no lleva a la felicidad, y así morir infelices.
La fuente de la juventud se encuentra no en un lugar físico, si no mental. Y esta significa la lucha por los ideales, una lucha indudablemente desgastante, tal vez interminable, pero que lleva a la felicidad.
Y así se llega a joven estando viejo...
y feliz.